Las personas que tiene problemas de salud o experiencias cercanas a la muerte generalmente aprecian mejor el hecho de que cada día es un don de Dios. El resto de nosotros da por sentado que estaremos aquí el día de mañana. Sin embargo, al comenzar a ver cada día como un don, se dará cuenta de todos los pequeños milagros que suceden diariamente y comenzara a ver la presencia activa de Dios en su vida. Su gratitud crecerá cada día, por todo lo que se nos ha dado.